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Esta nota de IECO Clarín nos da la razón.

Los emprendedores concursan para aprender a hacer negocios
Cada vez hay más competencias que premian a ideas de negocios. Qué se enseña y qué se aprende. Casos.
Por Gabriela Samela ESPECIAL PARA CLARIN
En busca de hacer realidad el sueño de la empresa propia, tanto jóvenes graduados como profesionales con años de experiencia hacen circular sus ideas por premios, concursos y certámenes de toda clase.
Más allá de las posibilidades de recibir ayuda material para concretar un proyecto, el circuito competitivo hace que los emprendedores se vinculen con mentores y tutores, reciban consultoría, se sumen a una red de empresas e, incluso, participen de clases y seminarios. En el proceso, descubren si su proyecto es viable y aprenden a hacer un plan de negocios sostenible.
“Por suerte, hoy existe un ecosistema emprendedor y eso es positivo. Los proyectos se van enriqueciendo al pasar por distintas instancias, aunque no se trata de estar todo el tiempo nada más que compitiendo”, dice Silvia Torres Carbonell, directora del Centro de Entrepreneurship del IAE Business School.
No todos los concursos tienen instancias formativas. Algunos, simplemente, evalúan los proyectos y eligen los mejores. En el caso de Naves, la competencia organizada por el IAE, en cambio, se trata de un programa de seis meses de duración que incluye seminarios de capacitación, encuentros con mentores y consultores de la red de apoyo del IAE y tres instancias de evaluación.
En la edición 2011, el proyecto ganador en la categoría “Idea de Negocio”, Ecoglobal, fue creado por tres ingenieros de 50 años que desarrollaron equipos compactos para el tratamiento de efluentes industriales o cloacales. “Hicimos ensayos, pruebas, prototipos y presentación de patente. Hicimos todo un desarrollo físico del producto, pero no teníamos un plan de negocio, ni perspectiva de ventas”, cuenta Ricardo Persino, uno de los responsables. Después del paso por la competencia, “ninguno de los tres somos los mismos”, asegura. “Nos abrió la cabeza. Ahora tenemos un posición distinta como funcionamiento de grupo. Nos consolidó”, agrega.
“Los concursos son una muy buena herramienta: ayudan a ordenar los negocios y a enfocarse en una meta”, opina Gabriela Macagni, directora ejecutiva de Endeavor Argentina, una fundación dedicada a potenciar emprendimientos. “Con una buena idea no alcanza, se requiere visión para llevar adelante un emprendimiento. Y muchos esfuerzo. Los certámenes ayudan a vencer barreras de todo tipo: organizacionales y motivacionales”, agrega.
Entre otras competencias con las que Endeavor está vinculada, se encuentra Creer/Crear, de American Express, que tuvo su primera edición en 2011. Luego de un proceso de selección que incluyó evaluaciones de expertos y votaciones del público, se eligieron tres ganadores, que tuvieron cuatro semanas para empezar a ejecutar su proyecto. “Para esto, tuvieron sesiones estipuladas con mentores que les dieron guía y ayuda”, cuenta Evelin Thesing, gerente de Marketing de American Express. El proyecto ganador en la categoría “Nuevas Tecnologías”, RealRef, también había sido finalista en el Bid Challenge y en Naves, y ganó en 2011 Buenos Aires Emprende.
La empresa Good People, primera en la categoría “Empresas Nacientes” de Naves, había ganado Buenos Aires Emprende y Capital Semilla en 2010. “El feedback que otorga una competencia al proyecto es inmedible: uno recibe muy buenas opiniones que permiten no aislarse en su burbuja y mejorar bajo la visión de personas que ya han recorrido una experiencia similar”, valora Daniel Jejcic, uno de los socios del proyecto. Ideas Nutricionales, de Alejandro Calvente y Andrea Rochaix, llegó a la final de Pepsico Emprende 2011 y salió segundo en Naves, donde fueron evaluados por 40 jueces. “Esto te obliga a replantearte una y mil veces tu proyecto, a bajar a tierra las ideas”, dice Calvente.